Page 14 - 25 Aniversario Coronación Canónica - 475 Aniversario Fundacional
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discípulos de Jesús tenemos que ser ejemplos de vida cristiana en un
mundo cada vez más oscuro. Estamos llamados a ser luz y sal en la tierra.
En este año del jubileo de la esperanza no podemos permitirnos,
precisamente, perder la esperanza; no podemos vivir en la tristeza… ¡Y la
oración es el camino para lograrlo! Insisto. Os animo a mantener
encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada por la Gracia de
Dios, y hacer todo lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la
certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud
de miras. El próximo Jubileo puede ayudar mucho a restablecer un clima
de confianza en nuestra humanidad, como signo de un nuevo
renacimiento que todos percibimos como urgente, especialmente en
nuestro entorno más cercano: hermanos que no se hablan con hermanos,
hijos que no hablan con sus
padres… ¡La oración y la
voluntad de hablar con
humildad, todo lo puede! Y así,
seremos peregrinos de la
Esperanza. Todo esto será
posible si somos capaces de
recuperar el sentido de la
fraternidad universal, no como
concepto abstracto sino como
necesidad urgente en el mundo.
No cerremos los ojos con un:
“¿Y yo qué puedo hacer?”. Si
estamos atentos a lo más
cercano, insisto, el mundo
mejorará en lo más complejo.
Por lo menos dirán de nosotros,
de nosotras... “Pasó por la vida
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