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Vera cruz - Nº 4 CUARESMA 2018
Santísima de los Dolores en el misterio de su Soledad, arrodillada a los pies del
Sagrado Madero y con las manos entrelazadas, implorando por su Hijo fallecido. De
inmediato los religiosos pidieron a la reina poder hacer una imagen de talla, teniendo
por modelo la pintura original.
El simulacro escultórico fue encargado, por medio del asistente regio Don Fadrique de
Portugal, al gran artista jienense Gaspar Becerra, pintor y escultor que en esos
momentos estaba trabajando en el retablo mayor de la iglesia conventual de las
Descalzas Reales de Madrid. Este artista, posiblemente el más completo del estilo
manierista en España, se formó en Roma estudiando las obras y los dibujos de Miguel
Ángel, y fue colaborador con el Vasari, el gran teórico y pintor.
Pues bien, el insigne escultor y pintor hizo una primera cabeza de la Virgen, pero esta
no gustó a la reina; lo mismo aconteció con una segunda, que también fue rechazada;
el artista, angustiado por estos dos intentos fallidos, tuvo un sueño revelador, en el que
se le apareció la Virgen instándole a que hiciera una nueva obra con un tronco que se
encontraba en la chimenea. Así lo hizo el escultor, consiguiendo a la tercera vez una
extraordinaria imagen de la Soledad de María, de enorme belleza y emotividad, que
estuvo concluida a comienzos del año1565.
La camarera mayor de la reina, la condesa de Ureña, Doña María de la Cueva Álvarez
de Toledo, se encargó de vestir el bello simulacro con la indumentaria que usaban las
reinas viudas de la dinastía de los Habsburgo: con una túnica blanca de lino
enmarcando el rostro y un manto negro, más un rosario en la cintura a modo de
cíngulo. La reina Isabel quedó muy complacida con
la doliente imagen de la Virgen de la Soledad,
ataviada cual sagrada viuda, y la colocó en su
oratorio privado.
Los frailes de la Orden de San Francisco de Paula,
conocidos como los frailes mínimos, pidieron a la
reina la excelsa imagen de la Virgen arrodillada junto
a la Cruz, tras haberse producido el descendimiento
de su Hijo con la ayuda de los Santos Varones. La
reina accedió a dicha petición , y la Soledad tallada
por Gaspar Becerra fue llevada con la mayor unción
a la iglesia de la Victoria, del convento de los
mínimos de San Francisco de Paula, de Madrid.
Gaspar Becerra.
La Soledad del Convento
de la Victoria de Madrid (1565). En 1567, dos años después de ser creada la imagen,
Destruida en 1936
se fundó en dicho cenobio la Cofradía de Nuestra
Señora de la Soledad y de las Angustias; la reina
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