Page 39 - Boletín VeraCruz 2019
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UNA HERENCIA
Un barrio, San Francisco...
Un lugar, su Templo....
Una imagen, Soledad...
Allí fue donde pasé gran parte de mi niñez.
Han pasado los años y todavía si cierro mis
ojos puedo revivir con claridad lo que supone
haber crecido a los pies de una gran espadaña
que custodia uno de los tesoros más preciados
para mí.
Ella, siempre querida y mimada por todos los
que han formado parte de su Hermandad a lo lar-
go de su longeva historia, Hermandad de la cual
me he sentido siempre orgullosa de pertenecer
desde pocos días después de mi nacimiento. Lejos quedan ya aquellas subidas y bajadas
con pasos acelerados por la Barranca para reco-
Un legado de amor, veneración y vivencias
que me dejó mi padre. Un cariño desmedido ha- ger las túnicas en casa de Bautista, las noches
de Viernes Santo en las que me levantaba entre
cia la imagen que precedía la cabecera de su sus brazos y me subía a las columnas dóricas
cama y a la cuál iban dirigidas todas y cada una
de mis oraciones. Su mirada, serena y tranquila, que enmarcan la entrada del templo para poder
ser una de las primeras en ver la cara de nuestra
fue mi compañera en los días que se tornaban
duros, difíciles... Y en los que, cegada por el Virgen...
dolor de lo que ya parecía inevitable, sólo me Pero hay cosas que nunca cambian y yo ten-
quedaba tener fe. go la convicción de que, aunque ya no seamos
A lo largo de su vida, incluso cuando sus nosotros quienes lo llevemos a San Francisco, él
pies estaban ya muy cansados por el paso de estará allí guiando los pasos de sus nietas y los
míos en cada estación de penitencia.
los años, acudía al encuentro con Ella. Y como
un presagio de lo que pocos días después suce- Sólo me queda dar las gracias a mi padre
dería pudo, sin saberlo, despedirse de todas las por haberme hecho crecer entre túnicas negras y
personas con las que compartió su trayectoria capirotes verdes y como no a su nueva Junta de
dentro y fuera del seno de la Hermandad y de Gobierno por confiar en mí para emprender un
las que hablaba con verdadero cariño. Su rostro camino junto a ellos, no me cabe la menor duda
emocionado reflejaba lo que su corazón sentía que será una experiencia muy bonita.
no hacían falta palabras... Que nuestros Sagrados Titulares velen siem-
Todos los que le conocían sabían que Juan pre por todos.
“el del bar Soledad” sentía verdadera devoción
por la Reina Franciscana. Adoración que con el Ángela Mª Correa Ojeda
transcurrir del tiempo fue capaz de inculcar a
generaciones venideras y de la cual yo, una de
sus dos hijas, me siento muy orgullosa.
BOLETÍN INFORMATIVO VERA CRUZ 39 Nº 5 - Año 2019

